martes, 30 de octubre de 2007

Mientras el vagon se aleja...

(Este cuento es y fue un regalo para un bello Ruiseñor, que siempre estara aqui digan lo que digan o este en el mundo que este)
El se veía cansado por el largo día, a pesar que había sido como todos, monótono y gris, ella siempre lo sacaba de su ensimismamiento. Ella gesticulaba y soltaba carcajadas intermitentes. Se habían quedado hasta tarde terminando un proyecto que no tenia apuro, pero que el había depurado como pretexto para poder estar con ella unos minutos mas, era la diosa de la oficina, simpática, alegre y bellísima. Cuando le pregunto si se iban juntos su rostro se ilumino y toda urgencia del proyecto se desvaneció como un mal sueño y quedo terminado por arte de magia.
Mientras caminaban al metro ella se reía y hablaba de cosas sin interés y el la veía sin escuchar idealizándola a cada paso. Santiago de noche esta mas bello que nunca, pensó.
Ya en el metro, que por esos milagros de carácter místico no estaba repleto, ella se le acerco para confiarle un secreto.
- Me encanta alguien de la oficina.- le dijo junto a su oído de manera coqueta.
A el se le volvió a iluminar el rostro por segunda vez, mientras la esperanza se le dibujaba en una sonrisa.
- De hecho anoche soñé con el, un sueño de esos....- volvió a decir como haciendo una travesura y rematando con una carcajada.
- Es Matías el jefe de Marketing.- soltó como revelando una enorme sorpresa. Y continuo hablando hasta que su voz se volvió un murmullo, mientras a nuestro héroe hacia enormes esfuerzos para que la cara se le cayera lo menos posible y tratando de no desmoronarse a pedazos.
De pronto ella le indico que se cambiaran de lugar en el metro, ya que un tipo alto de terno que simulaba leer parecía pendiente de toda la conversación.
En la estación siguiente se bajaron, ella feliz mientras seguía hablando de un tema del que nadie la escuchaba, mientras el la seguía como un zombie sin poder creer como un corazón se podía romper en trozos tan pequeños.
Los seguí con la mirada hasta que se los trago la multitud, y le envíe un apoyo a la distancia a ese notable caso de daño colateral.
(Lo mas triste de la historia es que es real, yo era el tipo de terno. Y jamas vi a alguien tan desolado y a la otra parte matándolo sin darse cuenta)
Me dio pena, supongo que ese día el odio estar aquí...