sábado, 5 de abril de 2008

Mi vieja Carmela

La Carmela cruje mientras los siglos avanzan y ella imperecedera le da la espalda a la bahía y mira como camina el tiempo cambiando todo y dejándolo igual, recuerda los tiempos idos donde su belleza era legendaria y todos los días cosechaba del mar su fruto y día a día era participe de historias de quienes la montaban y que se al igual que muchas otras quedo solo ella para contarlas.
Mira la vida cambiar como el clima, con mas días nublados que soleados y se pregunta cuando se quedo fuera de la vida de todo y solo se convirtió en testigo mudo de las lagrimas que aumentan el nivel del océano en sus espaldas. Mira su envoltorio viejo y sucio, hogar de un luminoso corazón que aun las tormentas y las décadas no hicieron mella, preguntándose quien se robo el sentido de las cosas como un ratero hábil sin dejar que nadie se diera cuenta.
Las gentes miran a la Carmela sin detenerse y me pregunto como pueden pasar sin darse cuenta de la maravilla ante sus ojos y me inclino homenajeándola, y a través de ella, a todos esos testigos de cemento y madera que solo quieren ser escuchados.
La Carmela fue un buen barco que ahora duerme sobre la tierra mientras añora el nicho bajo el océano donde debió quedar. Y en ese instante caigo en cuenta que soy el último dueño y marinero sin aguas de la Carmela.

Bahía de botellas vacías

Miro los barcos en la bahia como flotan y se mueven sin dejar su sitio y no puedo evitar pensar que asi son las vidas de la gente, llenas de vaivenes y que solo anclas que creamos para afirmarnos, evitan que nos lleve la marea a corrientes impensadas que no nos llevaran a ningun lado, como botellas vacias que flotan a la deriva quiza con cartas de amores que no tiene cabida en los sitios reales. Un pescado muerto me mira y me dice que el mundo es asi me guste o no y que debo prepararme y acostumbrarme a estar asi y me entristezco pensando que no tengo agallas para hacerlo.
Miro mis momentos muertos buscando donde me baje del mundo y trato de retomar lo que deje hace 10 años en algun punto, corro entonces, para tratar de alcanzarlo pero me hace tropezar para que no lo logre. El amor es solo una palabra vacia en las relaciones en estos tiempos me grita desde algun punto el chofer que maneja esta vida y me deja parado en algun punto cerca de ningun lado mientras mi reloj avanza y se gasta recordandome que todo cambia junto a el y que debo adaptarme a los tiempos.
Hoy comentaba a alguien que me sentia extinto. "No - me contesto dulcemente- lo que estas es obsoleto." No me fue dificil creerlo. Anoche vislumbre el cielo y al solo verlo y no entrar en el, me quedo esa triste sensacion de vacio que acompaña al impenitente sin redención.
Definitivamente me siento fuera de lugar en un mundo que deje hace 10 años y que hoy vuelvo a descubrir sin asombro y que momento a momento solo me deja una sensacion de insondable pena. La ultima vez que habia mirado el amor existia y no era una simpatica leyenda que se comentaba como utopia imposible. El relativismo ha llegado a las relaciones, un sitio donde jamas debio llegar, y si pueden llamenme imbecil, iluso y estupido pero aun creo que esto del amor se puede. Debe existir ese amor sincero y sin que pida nada a cambio y por el que los antiguos dioses y viejos dioses pelearon batallas epicas.
Quiza sea cierto y estoy obsoleto, no tengo participacion en las relaciones de hoy y que la mujer que me gusta vive en un plano donde no tendre nunca lugar y que al igual que los barcos sin ancla debere dejar llevarme por la corriente a sitios donde me pondre a mirar el horizonte y escuchar consejos de peces muertos.