Tras la melancólica última columna, pretendo
retomar mi espacio en el diario con mi cruzada de saturar su mente de consejos
inútiles y coprolalia desbocada. Por lo que el tema de esta semana, sus mujeres
me lo agradecerán, es (inserte fanfarria
y letras súper cinerama) GUÍA PA UN
“GÜEN POLVO”, es decir, sin pecar de agrandado, reuniré el conocimiento que
he recogido (re – coger, coger, sexo, ¿cacharon?) a lo largo de mi intensa
vida, escuchar conversaciones de amigas y estadísticas logradas por las encuestas
relámpago de mi macetero.
Antes de empezar, y como buen farsante carente
de talento, busque en google algunas columnas de opinión de expertos y
profesionales del tema, las que simule leer atentamente, en un intento de
nutrición intelectual para poder llevárselos en mi estilo particular.
1.- El Comienzo; ya sea porque le están haciendo
cambio de luces en una fiesta, o su señora dice que esta como acalorá y que
rico que estén solos (sino cachai el mensaje Juan, hazte ver) o su novia lucha
por quitarle sin motivos los pantalones (que puede ser una señal de querer sexo
como de obligarlo a que se los cambie, el chancho de mierda) usted no puede
negar que el comienzo será una señal importantísima de cómo se llevara el
evento. Recuerde que tiene un motor de auto deportivo entre sus piernas, y
salvo que necesite viagra (o como sea que se llame esa pastillita azul de sabor
amargo de la que me contaron) para activar los niveles inferiores, estará listo
mucho antes que la dama en cuestión esté dispuesta a que le agarre siquiera una
pechuga. Por lo que trate de tener calma, respire, acuérdese de la cara de su
suegra o la de esa cita a ciegas que quiere olvidar y baje las revoluciones, la
pega recién empieza.
2.- Forplai osea el juego previo (me gusta
impresionarlos con las palabras que aprendí en la escuela de inglés Lucho Jara)
acá ya la dama le dio el sí, ya le hizo esa sonrisa cómplice de aceptación o
quizá le metió la mano al pantalón la muy camboyana (que nótese que lo digo con
admiración) por lo que acá usted recién empieza a jugársela. Sea suave, nadie
lo apura (salvo que no viva sola y este por llegar el marido o el papá) y tómese
su tiempo en reconocer como si fuera la primera vez el cuerpo de su contrincante.
Sea intruso, use su boca, lengua y delicadamente
sus dedos. Ya lo decía aquel sabio de montaña “mientras tenga lengua y manos,
no creo en la impotencia” por lo que juéguesela, este es un polvo aparte, este
es usted quedando de macho haciéndola gritar viva Chile al menos una vez.
Controle al juguetón, que no se le arranque, que no entra a la cancha hasta un
buen rato mas…
3.- El consolidado Cuando ya tiene a la dama en
cuestión (jamás, en estas situaciones, cuestionada) con cara de gerente con
bono de producción, ahí empieza la parte que le toca al nene, ya fue generoso,
es su turno. Sea disimulado, a nadie le gusta que la obliguen en el proscenio
de cuatro perillas, hágase el hueon y póngase de espalda esperando la
iniciativa de la fémina, ella también sabe que sus tiempos son menores a los de
ella, por lo que sí lo hizo bien en el punto número 2, ella también será muy
generosa.
Pero como le decía anteriormente, no porque
hizo la mirada del cocodrilo es automático que le hablaran por micrófono, no,
debe ganárselo. Por lo que queda descartado empujar la cabeza de ella hacia
abajo, miradas de ojos grandes donde la mira indicándole para donde ir o tratar
de llevar sus partes íntimas hacia ella. Insisto, si la cabra es pilla, sabe
solita donde se juega esta parte del partido. Ahora si usted, al igual que yo, no
sabe qué hacer con sus manos, puede tocarla o buscarle piojos, póngalas tras su
cabeza, cierre los ojos y disfrute. PERO NO DEMASIADO, no vaya a ser que se
dispare la escopeta y haya que jugar el segundo tiempo en diferido.
4.- La cabalgata
deportiva Gillette Los
contrincantes están listos, ya todo está dicho (bueno, esta todo hecho) y que
empiece la parte final del encuentro. Acá no es tan relajado el tema, la lucha
será intensa pero trate de que las posiciones vayan variando, ya sea por
tonificación muscular, o como para ir haciendo entretenida la batalla. Recurra
a la biblioteca de películas porno que tiene grabadas en su cerebro y utilice
ese material para condimentar la contienda, ya va ganando uno a cero (no sé por
qué diablos me dio con las metáforas deportivas) por lo que si bien la idea es
que no sea algo efímero, su merced dele como si no hubiese una mañana y trate
de dejarlo todo en la cancha. Al final es ella, ya sea por tiritones, gritos o
golpes (puede que le toque una sado) le indicara que esta lista y ya va ganando
dos cero. Ahí olvídese, termine con el stress y libere su amor contenido, ya
ganó y si siguió esta práctica guía, su nombre será enaltecido en
conversaciones del género femenino, y será famoso como yo, en al menos 4
comunas.
5.- Cierre de la
operación. El
partido ya término, el pitazo no lo escucho entre los gritos, pero ya fue. Todo
ha terminado y solo quedan los contrincantes sudorosos abrazados y agradecidos
por un buen match. Un consejo importante es que no se salga y ya, si se quiere
arrancar o debe hacer otra cosa, tómese su tiempo. A las niñas les gusta, no a
todas, quedarse un ratito abrazados. Así que aunque le de lata, quédese un
momento, no prenda la tele aún ni trate de levantarse a buscar algo de comer. Hágase
el hueon y espere que ella vaya al baño o algo por el estilo. Así el final será
perfecto y en su mente se desarrollará la premiación al mejor amante de la
historia. Y por efecto colateral, le aseguro, que no odiará estar aquí.