Hablemos
de sexo. Hablemos del acto en sí, mas allá de que si debes tener sentimientos
maravillosos para con la otra persona o si se debe esperar al matrimonio (si ud
. no espero y lo hizo, me parece muy feo) la idea es solo hablar del sexo a
calzón quitado (valga la redundancia) y no tratar de entregar ningún tipo de
revelación cósmica que haga mejor su pasar en la cama. Quizá en algún otro artículo revele algunos de los tips
que me han hecho famoso en al menos 5 comunas, pero no es el tema del articulo
libre de neuronas de hoy.
No
voy a romper ninguna regla que todos los caballeros deberíamos mantener, pero
como no daré nombres solo será torcerla un poquitín para efectos de realizar un
articulo medianamente entretenido que haga que su tiempo en esta columna sea
grato, y quizá a mas de alguien deje pensando o recordando alguna situación
épica de su soltería y quizá quiera compartirla en los comentarios. No creo que
vaya a hablar de mujeres en el sexo. Si, tratare de analizar algunos tipos de
mujeres (todas desde mi experiencia personal y alguna que otra hociconeada de
otros miembros de mi genero) tratando de no parecer vulgar o lo que es peor
pasar a ser una columna de sexo cuando en realidad solo será, insisto, para
efectos meramente recreativos.
Hablar
mal o pelar como decimos en el crudo y acertado chilenismo, si bien no es
exclusivo de ningún género, podemos concluir que las mujeres son terribles a la
hora de emitir juicios, los que se basaran en si eres o no malo en la cama, el
tamaño si importa y que la comprensión (aunque nunca te haya pasado antes) es
solo una respuesta amable en un momento incomodo. Nosotros en cambio, siempre
narramos épicas batallas donde la dama termina encantada de nuestras ciclópeas
proporciones, el placer inconcebible en cuestión y el hecho que regalamos con
nuestra generosidad una noche increíble. Pues bien, estas cavilaciones nacieron
de la otra noche que comentaba junto a un grupo de amigas sobre el tiempo del
cerdo en sus orgasmos (32 minutos) y el caracol (que bordea los 120 y además al
ser asexuado tiene otros beneficios que no me interesan hoy).
Pues bien, entre risas, además de
entender finalmente, y después de años, que diablos significa cuando te dicen
“pásalo chancho” me recordó algunos de los paradigmas del sexo y mitos que te
inculcan los comentarios y chistes de tus contemporáneos. Recuerdo llegar a
googlear el tema y el Journal of Sexual Medecine dice que debería ser un minuto
entre la penetración y la eyaculación en promedio, aunque algunos estudios
afirmarían que se podría esto alargar a siete e incluso trece minutos, por lo
que evitare chistes y comparaciones, solo dejare mis respetos.
En lo personal, la información
sexual entregada por mis amigos y compañeros de colegio era confusa, pero si
hubiese tenido acceso a la info que se maneja hoy en internet francamente me
hubiese congelado y ni siquiera intentado. Y es que la información que recibías
en conversaciones de patio te hacían creer que era (disculpando la burda
expresión) “meter y ganar”, y es por información como esta, salpicada por
ninguna sustancia, la que te hace llegar confundido a tu primera vez. En esa
época de inocencia confusa e iniciándome en los divertidos caminos del pecado,
era un enclenque consumidor de películas pornográficas jamás compradas, sino
que prestadas a través de una red de futuros calientes que amarán la llegada de
internet y páginas dedicadas al tema. Cierro los ojos y aun veo su cara de
emoción y mi nerviosismo creciente solo hacían más torpes mis intentos de tocaciones
y nulas mis posibilidades de sacar alguna prenda.
Como se pueden imaginar, tras ya
varias temporadas en las que tocar un pecho femenino se había convertido en un
santo grial raramente conseguido, la generosa disposición de mi interlocutora
me aterro en primera instancia para solo convertirse en el peor debut posible
seguido de una sensación de vergüenza por no haber logrado algo por mera
intuición.
Recuerdo su perplejidad que solo fue
salvada por mi rápida recuperación y tiernos años (si, era una mujer mayor) por
lo que aprendí ese día de la cantidad versus la calidad.
Me encantaría decirles a mis fans
que mejore con los años y mis amantes se convirtieron en una lista de mujeres
satisfechas, pero la verdad es que ante este punto solo me queda fe y el consuelo
que jamás recibí reclamos… pero si innumerables quejas (el que cacho la talla,
cacho) en fin, las relaciones con las féminas solo se volvieron más confusas
tras este hito y me volví uno más de los esclavos de sus instintos y celebre
cada vez que logre tener sexo. En esos años me consolaba que, a pesar de lo
esporádico, algún día tendría esposa y eso sería seguido. Jajaja, wn iluso.
En este camino ha habido de todo,
desde mujeres con mas testosterona que yo (jamás me llamaron las infelices)
mujeres maravillosas, mujeres espontaneas, reprimidas y una que me lleno el
corazón y cual atrapasueños, me dejo enredado en su recuerdo dejando una vara
que quizá nadie pueda superar. En fin, no olvidemos que las mujeres también
pueden tener malos desempeños en la cama, poca osadía o iniciativa o lograr que
el tema se convierta en una monotonía somnolienta que solo genere, como me explico
sabiamente una amiga, caña emocional después del acto.
Para redondear, y como en todas mis
columnas solo quiero aclarar que no existe perfección en el desempeño sexual,
ya que también pasa que aunque haya sido un polvo de puntuación olímpica, es
perfectamente posible, mas si eres católico, te coma la culpa y ese grato
momento se convierta en una carga en tu memoria y así, aun cuando el recuerdo
se convierta en tu ejemplo de pasión pura, odies estar aquí.
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